La propuesta de “La semana cultural de Miguel de
Cervantes” irá destinada a los alumnos del tercer ciclo de Primaria.
La finalidad de esta semana repleta de actividades
será la de aprender cosas sobre la literatura clásica y el autor más famoso de
España a nivel mundial. Se presentaran las actividades en las que tendrán que
jugar, aprender, investigar, colaborar y que valoren a los textos y autores
clásicos y no sean para ellos un lastre. Se busca el interés del alumno y
desatar su lado más curioso hacia los libros clásicos y sobre todo hacia el que
podría ser la máxima figura de la literatura universal.
Elaboraremos un horario, que será elaborado con las
horas que tenían en el colegio en el que estuve de prácticas (para que sea aún
más fidedigno). Cada día estará dividido en dos momentos. El primero irá de
9.00h hasta las 11.45h. De 11.45h hasta las 12.15h se llevará a cabo el recreo.
De 12.15h hasta la hora de la salida (14.00h) irá el segundo bloque.
PRIMER DÍA: LUNES.
La actividad del primer día
será una de mis preferidas. A primera hora (9.00h) se reunirá a todos los
alumnos de 5º y 6º de Primaria en el salón de actos para aprender un poco más
de la vida de Miguel de Cervantes. Se les contará la “vida y milagros” del
prodigioso escritor mediante una presentación previa elaboración. Este será el
contenido que contendrá la presentación (adaptación de la web “Adaptación y
vidas”)
La vida de Cervantes fue una ininterrumpida serie de
pequeños fracasos domésticos y profesionales, en la que no faltó ni el
cautiverio, ni la injusta cárcel, ni la afrenta pública. No sólo no contaba con
renta, sino que le costaba atraerse los favores de mecenas o protectores; a
ello se sumó una particular mala fortuna que lo persiguió durante toda su vida.
Sólo al final, tras el éxito de las dos partes del Quijote, conoció cierta
tranquilidad y pudo gozar del reconocimiento hacia su obra, pero siempre
agobiado por las penurias económicas.
Sexto de los siete hijos del matrimonio de Rodrigo de
Cervantes Saavedra y Leonor de Cortinas, Miguel de Cervantes Saavedra nació en
Alcalá de Henares (Madrid) el 29 de septiembre de 1547.
El destino de Miguel parecía prefigurarse en parte en el de
su padre quien, acosado por las deudas, abandonó Alcalá para buscar nuevos
horizontes en el próspero Valladolid, pero sufrió siete meses de cárcel por
impagos en 1552, y se asentó en Córdoba en 1553; dos años más tarde, en esa
ciudad, Miguel ingresó en el flamante colegio de los jesuitas. El escritor fue
un lector precocísimo y sus dos hermanas sabían leer, cosa muy poco usual en la
época, aun en las clases altas. Por lo demás, la situación de la familia era
precaria. En 1556 Leonor vendió el único sirviente que le quedaba y partieron
hacia Sevilla, con el fin de mejorar económicamente, pues esta ciudad era la
puerta de España a las riquezas de las Indias y la tercera ciudad de Europa,
tras París y Nápoles, en la segunda mitad del siglo XVI.
A los diecisiete años Miguel era un adolescente tímido y
tartamudo, se distraía como asiduo espectador de las representaciones del
popular Lope de Rueda. En 1551 la hasta entonces pequeña y tranquila villa de
Madrid había sido convertida en capital por Felipe II, por lo que en los años
siguientes la ciudad quintuplicaría su tamaño y población y llevados,
nuevamente, por el afán de prosperar, los Cervantes se trasladaron en 1566 a la
nueva capital. No se sabe con certeza que Cervantes hubiera asistido a la
universidad, a pesar de que en sus obras mostró familiaridad con los usos y
costumbres estudiantiles.
En el año de 1569 un tal Miguel de Cervantes fue condenado
en Madrid a arresto y amputación de la mano derecha por herir a un tal Antonio
de Segura. La pena, corriente, se aplicaba a quien se atreviera a hacer uso de
armas en las proximidades de la residencia real. No se sabe si Cervantes salió
de España ese mismo año huyendo de esta sanción, pero lo cierto es que en
diciembre de 1569 se encontraba en los dominios españoles en Italia, provisto
de un certificado de cristiano viejo y meses después era soldado en la compañía
de Diego de Urbina.
Junto a su hermano menor, Rodrigo, Cervantes entró en
batalla nuevamente en Corfú, también al mando de Juan de Austria. En 1573 y
1574 se encontraba en Sicilia y en Nápoles, donde mantuvo relaciones amorosas
con una joven a quien llamó «Silena» en sus poemas y de la que tuvo un hijo,
Promontorio. Es posible que pasara por Génova a las órdenes de Lope de
Figueroa, puesto que la ciudad ligur aparece descrita en El licenciado
Vidriera, y finalmente se dirigiera a Roma, donde frecuentó la casa del
cardenal Aquaviva (a quien dedicaría La Galatea), conocido suyo, tal vez
desde Madrid, y por cuya cuenta habría cumplido algunas misiones y encargos.
Fue la época en que Cervantes se propuso conseguir una situación social y
económica más elevada dentro de la milicia, con el cargo de alférez o capitán,
para lo cual obtuvo dos cartas de recomendación ante Felipe II, firmadas por
Juan de Austria y por el virrey de Nápoles, en las que se certificaba su
valiente actuación en la batalla de Lepanto.
Con esta intención, los Cervantes se embarcaron en la
goleta que partió de Nápoles el 20 de septiembre de 1575, y lo que debía ser un
expeditivo regreso a la patria se convirtió en el principio de una infortunada
y larga peripecia. A poco de zarpar, la goleta se extravió tras una tormenta
que la separó del resto de la flotilla y fue abordada, a la altura de Marsella,
por tres corsarios berberiscos al mando de un albanés renegado de nombre
Arnaute Mamí. Tras encarnizado combate y consiguiente muerte del capitán
cristiano, los hermanos cayeron prisioneros. Las cartas de recomendación
salvaron la vida a Cervantes pero serían, a la vez, la causa de lo prolongado
de su cautiverio su carta de recomendación y su mano lisiada lo eximieron de ir
a las galeras.
El tráfico de personas era intenso pero la familia de
Cervantes estaba bien lejos de poder reunir la cantidad necesaria siquiera para
el rescate de uno de los hermanos. Cervantes protagonizó, durante su prisión,
cuatro intentos de fuga.
Estaba aterrado: temía un traslado a Constantinopla.
Mientras, su madre, doña Leonor, había iniciado trámites para su rescate.
Fingiéndose viuda, reunió dinero, obtuvo préstamos y garantías, se puso bajo la
advocación de dos frailes y, en septiembre de 1579, entregó al Consejo de las
Cruzadas 475 ducados. Hasta el último momento, Hassán retuvo a Cervantes,
mientras los frailes negociaban, pedían limosna para completar la cantidad y
por último, el 19 de septiembre de 1580, fue liberado.
Cinco días más tarde, después de un lustro de cautiverio,
Cervantes llegó a Denia y volvió a Madrid. Tenía treinta y tres años y había
pasado los últimos diez entre la guerra y la prisión; su familia, empobrecida y
endeudada con el Consejo de las Cruzadas, reflejaba la profunda crisis general
del imperio, que se agravaría luego de la derrota de la Armada Invencible en
1587. Al retornar, Cervantes renunció a la carrera militar, se entusiasmó con
las perspectivas de prosperidad de los funcionarios de Indias, trató de obtener
un puesto en América y fracasó.
A los treinta y siete años Cervantes se casó. Su novia,
Catalina de Salazar y Palacios, era de una familia de Esquivías, pueblo
campesino de La Mancha. Tenía sólo dieciocho años, no obstante, no parece haber
sido una unión signada por el amor. Meses antes, el escritor había acabado su
primera obra importante, La Galatea, una novela pastoril al estilo
puesto en boga por la Arcadia de Sannazaro cincuenta años atrás. El editor Blas
de Robles le pagó 1.336 reales por el manuscrito. Esta cifra nada despreciable
y la buena acogida y el relativo éxito del libro animaron a Cervantes a
dedicarse a escribir comedias; aunque sabía que mal podía competir él, todavía
respetuoso de las normas clásicas, con el nuevo modo de Lope de Vega, dueño
absoluto de la escena española. Las dos primeras (La comedia de la confusión
y Tratado de Constantinopla y muerte de Selim, escritas hacia 1585 y
desaparecidas ambas) obtuvieron relativo éxito en sus representaciones, pero
Cervantes fue vencido por el vendaval lopesco.
Entre 1585 y 1600 Cervantes fijó su residencia en
Esquivías, pero solía visitar Madrid solo y, allí, alternaba con los escritores
de su tiempo, leía sus obras y mantenía una permanente querella con Lope de
Vega. En 1587 ingresó en la Academia Imitatoria, y ese mismo año fue designado
comisario real de abastos (recaudador de especies) para la Armada Invencible.
También este destino le fue adverso. Pero sus penurias económicas siguieron
acompañándole. Nombrado recaudador de impuestos, quebró el banquero a quien
había entregado importantes sumas y Cervantes dio con sus huesos en la prisión,
esta vez en la de Sevilla, donde permaneció cinco meses. En esta época de
extrema carencia comenzó probablemente la redacción del Quijote. Entre 1604 y
1606, la familia de Cervantes, su esposa, sus hermanas de tan dudosa reputación
y su aguerrida hija natural, así como sus sobrinas, siguieron a la corte a
Valladolid, hasta que el rey Felipe III ordenó el retorno a Madrid.
Pero en 1605, a principios de año, apareció en Madrid El
ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Su autor era por entonces
hombre enjuto, delgado, de cincuenta y ocho años, tolerante con su turbulenta
familia, poco hábil para ganar dinero, pusilánime en tiempos de paz y decidido
en los de guerra. La fama fue inmediata, pero los efectos económicos apenas se
hicieron notar. Cuando, en junio de 1605, toda la familia Cervantes, con el
escritor a la cabeza, fue a la cárcel por unas horas a causa de un turbio
asunto que sólo tangencialmente les tocaba, don Quijote y Sancho ya pertenecían
al acervo popular. Su autor, mientras tanto, seguía pasando estrecheces. No le
ofreció respiro ni siquiera la vida literaria: animado por el éxito del
Quijote, ingresó en 1609 en la Cofradía de Esclavos del Santísimo Sacramento, a
la que también pertenecían Lope de Vega y Quevedo. Era ésta costumbre de la
época, que ofrecía a Cervantes la oportunidad de obtener algún protectorado. En
aquel mismo año se firmó el decreto de expulsión de los moriscos y se acentuó
el endurecimiento de la vida social española sometida al rigor inquisitorial.
Cervantes escribió a un ritmo imparable: las Novelas
ejemplares, que aparecieron en 1613; el Viaje al Parnaso, en verso, 1614. Ese
mismo año lo sorprendió la aparición, en Tarragona, de una segunda parte del
Quijote, por un tal Avellaneda, que se proclamó auténtica continuación de las
aventuras del hidalgo. Así, enfermo y urgido, mientras impulsaba la aparición
de las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados
(1615), acabó la segunda parte del Quijote, que aparecería en el curso del
mismo año.
A principios de 1616 estaba terminando su novela de
aventuras en estilo bizantino, Los trabajos de Persiles y Segismunda; el
19 de abril recibió la extremaunción y al día siguiente redactó la dedicatoria
al conde de Lemos, ofrenda que ha sido considerada como exquisita muestra de su
genio y conmovedora expresión autobiográfica: «Ayer me dieron la extremaunción
y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas
menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...».
Ya circulaban traducciones al inglés y al francés desde
1612, y puede decirse que Cervantes supo que con el Quijote creaba una forma
literaria nueva. Supo también que introducía el género de la novela corta en
castellano con sus Novelas ejemplares y sin duda adivinaba los
ilimitados alcances de la pareja de personajes que había concebido. Sus
contemporáneos, si bien reconocieron la viveza de su ingenio, no vislumbraron
la profundidad del descubrimiento del Quijote, fundación misma de la novela
moderna.
Así, entre el 22 y el 23 de abril de 1616 murió en su casa
de Madrid, asistido por su esposa y una de sus sobrinas; envuelto en su hábito
franciscano y con el rostro sin cubrir, fue enterrado en el convento de las
trinitarias descalzas.
Las fuentes del arte de Cervantes como novelista son
complejas: por un lado, don Quijote y Sancho son parodia de los caballeros
andantes y sus escuderos; por otro, en ellos mismos se exalta la fidelidad al
honor y a la lucha por los débiles. En el Quijote confluyen, pues, realismo y
fantasía, meditación y reflexión sobre la literatura: los personajes discuten
sobre su propia entidad de personajes mientras las fronteras entre delirio y razón
y entre ficción y realidad se borran una y otra vez. Pero el derrotero de
Cervantes, que acompañó tanto las glorias imperiales de Lepanto como las
derrotas de la Invencible ante las costas de Inglaterra, sólo conoció los
sinsabores de la pobreza y las zozobras ante el poder. Al revés que su
personaje, él no pudo escapar nunca de su destino de hidalgo, soldado y pobre.
Esta actividad puede parecer un poco
densa, pero es necesaria para que los alumnos aprendan sobre Miguel de
Cervantes, sus obras más conocidas y la situación en España del siglo XVI y
XVII. Se estima que esta presentación sea hasta la hora del recreo. Además de
la presentación los alumnos podrán hacer todo tipo de respuestas (las cuales
serán respondidas por los profesores que estén allí). Tras esta actividad se
realizarán dos actividades paralelas (de 12.15h a 14.00h).
La primera de ellas será escuchar
con atención a los compañeros que tendrán que leer fragmentos del libro “El
ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. Por otro lado, de uno en uno, los
alumnos irán escribiendo el mismo libro pero por fragmentos, es decir, cada
alumno escribirá un pequeño fragmento del libro de Cervantes de manera que al
final de la semana cultural este terminado y se hagan copias para que todos los
niños participantes tengan su particular Quijote.
SEGUNDO DÍA: MARTES
Doble entrevista. De 9.00h a 11.45h se realizará una
entrevista a Don Miguel de Cervantes Saavedra. Con todo lo mostrado el día
anterior deberán realizar preguntas a Miguel de Cervantes sobre su vida y sus
obras. Los profesores serán “Miguel de Cervantes” y todos los alumnos deberán
ser periodistas y simular que están ante una rueda de prensa.
Durante la segunda actividad (de 12.15h a 14.00h), la
entrevista se la realizarán a otro personaje: Don Quijote. Deberán realizar
igualmente preguntas para averiguar más sobre este intrépido personaje.
Algunas propuestas:
Alumno: Don Miguel, ¿por qué no hizo una mejor comercialización con su
afamado libro?
Miguel de Cervantes: eran épocas distintas, y cuando necesitas algo que
llevarte a la boca, cualquier cosa es un tesoro.
Alumno: si tuvo tantas novias en tantos puertos, ¿por qué se casó con una
mujer que no quería?
Miguel de Cervantes: las mujeres que amaba en los puertos no podían
ofrecerme el bienestar que mi esposa me ofreció hasta el último de mis días.
Alumno: ¿eran cómodas las vestimentas que usaban en los años que narra su
autor?
Don Quijote: las armaduras eran necesarias para protegerse y el yelmo era
algo indispensable.
He de reconocer que esta idea la encontré en varios
blogs y en la web y me pareció una manera muy interesante de trabajar con los
alumnos.
TERCER DÍA: MÍERCOLES.
Representación de una pequeña obra de teatro. Las
obras teatrales de Miguel de Cervantes fueron tratadas sin pena ni gloria
injustamente. A continuación representaremos fragmentos de su obra de teatro
más conocida “El cerco de Numancia”.
A primera hora (9.00h) y hasta la hora del recreo
(11.45h) se les dará una pequeña explicación de la obra y se repartirán
personajes. Después del recreo representarán la obra a los niños más peques del
colegio (los alumnos de primero y segundo de Primaria). Como es lógico, no es
imprescindible saberse los diálogos. Los alumnos emplearan el primer bloque de
la mañana para leerse sus frases y poder interiorizar un poco el personaje.
También se empleará para preparar un poco el vestuario y el maquillaje para los
personajes que lo precisen.
El cerco de Numancia es una tragedia renacentista escrita hacia 1585 por Miguel de Cervantes inspirada en la derrota de Numancia de las Guerras Celtíberas a manos del poder romano en el siglo II a. C.
También llamada La
Numancia —y en sus testimonios más antiguos Comedia del cerco de Numancia,
La destruición de Numancia y Tragedia de Numancia—, se ha
transmitido a partir de dos textos manuscritos: el número 15.000 de la de la Biblioteca Nacional de España —una copia de representantes (para ser empleada por una
compañía teatral) del siglo XVII— y el códice «Sancho Rayón», conservado en la Hispanic Society of America, transcrito por Antonio Sancha en 1784 modernizando la
ortografía, junto con el Viaje del Parnaso. Ninguno de los dos testimonios
puede considerarse cercano al original cervantino, aunque los editores modernos
prefieren editar La Numancia a partir del manuscrito Sancho Rayón.
ARGUMENTO
Como en toda
tragedia, el argumento de La Numancia debe ser desvelado desde el
principio, y este es un factor fundamental en el género. La irremediable
fatalidad a que se ven abocados los numantinos desde el comienzo es parte
consustancial al mantenimiento de la tensión dramática en la tragedia y a
lograr una efectiva catarsis final.
Numancia, una ciudad
celtibérica, resiste desde hace años a las tropas del general romano Escipión, cuyas tropas han relajado sus costumbres. El general
arenga a sus tropas y decide que caven un foso para tomar por inanición la
plaza.
Dos embajadores
numantinos ofrecen firmar una paz, pero Escipión la rechaza: solo queda vencer
o morir. Dos figuras alegóricas que representan a España y al Duero profetizan
la caída de la ciudad, pero también las glorias que cosechará España con Felipe II, es decir, la época
contemporánea a la escritura de la obra.
En Numancia, en
tanto, los augures, mediante sacrificios a Júpiter, y el hechicero, que
resucita a un cadáver, prevén la destrucción de la ciudad. Sin embargo, y sin
perder nunca la esperanza, los jefes arévacos proponen un combate singular (un
numantino contra un romano) para decidir la suerte de la guerra. Escipión, que
confía en rendir la fortaleza por el hambre, no acepta la propuesta.
Extenudados ya los
habitantes de la ciudad, se aprestan a una salida desesperada, pero las
mujeres, que temen quedarse tras la probable derrota a merced de los romanos,
les piden que destruyan los bienes materiales de la ciudad, consuman la carne
de los pocos prisioneros romanos y les den muerte antes de sufrir la indignidad
de ser ultrajadas por el ejército de Escipión. Posteriormente, se dan muerte
unos a otros. Los romanos entran en una ciudad inerte cuando ven al último de
los habitantes de Numancia arrojarse al vacío desde una torre para evitar que
ningún numantino tenga que pasear como trofeo de guerra en el desfile
victorioso de Roma.
A
continuación mostraremos algunas de las páginas de diálogos que representaran
los alumnos.
Fragmentos obtenidos de “ATAUN, Biblioteca Gratuita”
CUARTO DÍA: JUEVES.
La semana termina y los niños necesitan que esta
semana cultural empiece a corregir su forma estricta y educativa para jugar un
poco. Realizaremos una gymkana con el objetivo de que los alumnos jueguen y se
diviertan como ellos saben.
La gymkana durará todo el día (con el descanso del
recreo para tomar el almuerzo) y los grupos se dividirán en dos. Tras terminar
todas las pruebas, el equipo que gane obtendrá una pieza de puzle que pertenece
a un manuscrito. La última prueba de la gran gymkana será unirse al “enemigo” y
juntar todas las piezas.
Habrá un gran número de pruebas (a continuación se
enumerarán algunas) y tras el final de cada prueba se obsequiará con una pista
(que conducirá al lugar de la siguiente prueba) y con la pieza que forma parte
del manuscrito.
Algunas pruebas (sacadas de webs, otros blogs, pruebas
inventadas, etc.)
Pasar el testigo: los alumnos dispondrán
de 6 huevos por equipo y deberán recorren un espacio de 10 metros con un huevo
sobre una cuchara que únicamente sujetarán con la boca. Para añadir dificultad
deberán ir atados. El equipo que antes pierda los huevos pierde. El equipo que
antes consiga llevar todos los huevos a su destino gana.
Prueba “Pictionary”. Por equipos,
deberán adivinar al menos 10 palabras mientras uno de los compañeros las
dibuja. Tendrán un minuto de tiempo por cada palabra.
.
Recorrido con obstáculos. Por parejas –uno
con los ojos tapados- deberá recorrer el patio sorteando los obstáculos que se
coloquen (conos, barras, etc.) el otro miembro del equipo deberá guiarle para
que lo haga bien. Hasta que una pareja no llegue al final del recorrido no
podrá empezar la siguiente.
Salvar el objeto. Colocar varios objetos
pequeños que no floten dentro de un recipiente con agua y sustancias “pringosas”.
Con la boca y los ojos cerrados deberán sacar del agua dichos objetos. Cuantos
más saquen mejor.
Laberinto. Cruzar un laberinto hecho con
materiales de la clase de Educación Física (cuerdas, ramas, troncos, piedras...)
Pañuelo. Popular juego en el que los
alumnos deberán conseguir el pañuelo. El profesor será el que lo sujete en el
medio. Como “novedad” añadida a la prueba, los alumnos, en lugar de números
serán personajes de la obra representada el día anterior.
El manuscrito final tras unir las piezas será el
siguiente:
Muchísimas gracias chicos. Habéis conseguido
revivir la vida de uno de los literatos más conocidos mundialmente. Espero hayáis
disfrutando escuchando mi vida y los resúmenes de mis grandes obras y que
sigáis reviviendo clásicos de los mejores escritores que ha dado este nuestro
país. Atentamente, Miguel de Cervantes.
QUINTO DÍA: VIERNES.
Ultimo día. La primera hora servirá para presentar un
PowerPoint con fotos sobre todo lo vivido en la semana cultural. Después se
entregarán diplomas a todos los alumnos participantes por haber hecho de esta
semana unos días en los que “convivir” con Miguel de Cervantes haya sido casi
una realidad.
Después
se les entregarán a cada uno su ejemplar sobre “El Quijote” que reescribieron
el primer día de la semana y terminaremos el día con una fiesta con refrescos y
comidas para todos los participantes.
Muy bien. Falta investigación por parte de los chicos y alguna prueba cultural en la gymkana para que esté perfecta.
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